Y al despertar, la cabeza me daba vueltas. Comencé a pensar en la noche anterior pero no lograba recordar nada. Traté de estirarme con todas las fuerzas posibles para hacer crujir cada uno de mis huesos, del modo en que siempre me ha gustado.
Me dí la vuelta y quise volver a dormir:
y entonces comprendí que no hacía falta recomponer nada, las cosas suceden y sus partículas permancen en la atmósfera el tiempo que tu quieras, como si con un chasquido lo hicieras desaparecer. Y no por ello hemos de entristecernos, porque una vez imaginaste que sucedió como querías, y esa persona sintió lo mismo que tú.
(Aunque poco a poco el hielo se haya apoderado de vuestras almas)
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