Las palabras quedan atrapadas en alguna parte comprendida entre el tracto vocal y el alma, pero terriblemente mi mente se acelera antes de proceder a decírtelo.
Aun así, mis deseos atrapados por alguna razón, no se desprenden de tus palabras, y todavía me martillean por dentro al recordarlas.
Yo aun sigo esperando ese nosequé, y si todavía me lees, me atrevo a contarte que...
(Yo también)
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