Querida abuela:
Por aquí, todo es muy diferente a cuando te marchaste. Aunque estoy segura de que sabes perfectamente de lo que te hablo. No hay un solo día que no nos acordemos de tí, y aunque en ocasiones quiera hacer como que todo es perfecto, faltas tú. Faltas tú para animarme en mis decisiones como siempre hacías; faltas tú para darme tu opinión sobre todo lo que te contaba. Faltas tú para poner una nota de luz a mi día; siempre te reías, incluso me pinchabas y yo me enfadaba, pero ahora entiendo el valor de tus palabras. Lo echo de menos. Me encantaba tu voz y tu manera de hablar. Hay días en los que se hace insoportable el echarte de menos, y qué de decir del abuelo... él también lo hace, aunque ya lo sabes.
Se acerca el día... y no quiero que llegue.
Te quiero
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