jueves, 27 de diciembre de 2012



Alargando hasta lo inexistente los vuelcos de corazón. Lamiendo las últimas gotas de miel del tarro. Recogiendo las últimas pizcas de sol. Agotando los parpadeos. Finiquitando el aceite del motor y los latidos. Fumando EL último cigarro fumable.

martes, 18 de diciembre de 2012

no más paréntesis.

Entre corchetes y pendiendo de un hilo.
Nuestro sino se balancea hacia delante y hacia atrás. Se sujeta con unos hilos invisibles agarrados por la valentía.
Creo que los números primos habitan en un mundo donde sueñan con que los corten.
Continúo en la vorágine de nerviosismo y rabia pero tengo buenos momentos. Creo que estoy viendo la superficie.
Quizás deba sentirme orgullosa por ver detrás del caparazón, que hay un mundo que sólo nosotros sentimos.

(y es que a veces no paro de pensar)

Me resulta demasiado difícil comprender el significado de los temores. Muchas veces me imagino que cada uno tiene el suyo y me recorren los escalofríos. Suelo pensar que somos ollas a presión y que al explotar al chocar con la máquina, salen a borbotones. La máquina es el alma, llamemósle aparato que los interpreta. Una vez llegan allí, no hay vía de escape, o mejor dicho, la hay y salen al exterior.
Mi exterior es a través de pequeños comedones en los brazos, fruto de no parar de pensar.  A veces incluso se me cae el pelo. Me aterra imaginar qué será de mí.