viernes, 25 de octubre de 2013

Como el olor de los libros nuevos, la frescura que se siente cuando te cortan el pelo y te gusta, o el beso bien dado que anhelabas cuando lo imaginaste. A veces una se siente en la cima, sin poder ocultarlo, descansando mejor, camuflando las ojeras de manera natural, con un estado de ánimo como si de un pico maníaco se tratase. Estoy acelerada, con un buen humor desorbitado, saboreando cada minuto y recibiendo a cambio ese esfuerzo desempeñado meses atrás. Los versos suicidas quedaron a un lado, las personas que apagan mi ánimo también.