domingo, 28 de enero de 2018

Daughter es uno de mis grupos. Siempre lo ha sido pero hace dos años, cuando era febrero, me deprimía oirles. Ahora cada vez que estoy de bajón me lo pongo y recuerdo cómo me sentía de vacía y fuera de sitio. Es increíble ver de lo que somos capaces, lo que asociamos y nunca olvidamos. Ahora he vuelto a trasladarme a esos días en los que lloraba sin parar en el tren de camino a Ciempozuelos y me impacta que durante el rato que dura el disco, sienta exactamente lo mismo.
Lo mismo pasa con los olores y sabores. Pero a mí sobre todo con la música. Qué maravilla sentir así pero cómo escuece a la vez.