sábado, 8 de octubre de 2011

22/08/2011

Siento que el corazón se apaga a medida que millones de partículas acuden a realizar la transmisión sináptica. Entonces he cerrado los ojos para no querer creérmelo y he tragado millones de veces saliva. Al final, sin saliva en la boca, todo el jugo se ha concentrado en alguna parte de mis cuencas, entonces, al abrirlos, se ha derramado todo.. Me han chirriado los dientes y mis puños a punto se encontraban de partir esos huesos que los componen.
Se ha ido. No hay pizca de esperanza que haga mi corazón latir con más fuerza. Como anestesiados, en la salita de espera, no se oía ni compresión ni descompresión. Salí a la fuente a fumar un cigarro obligado con mi padre y lloramos juntos.

1 comentario:

  1. Precioso texto. No sé a que te referiras con él, aunque me cuesta poco imaginarlo. Pero dentro de lo trágico, es hermoso.

    ResponderEliminar