sábado, 12 de diciembre de 2015

Verdad verdadera

A veces me para la frialdad de aquellos días, donde todo se reducía a obedecer a una fuerza superior a mí. Todavía contemplo con respeto mi problema y lo que tuve que hacer para salir de allí. Todo lo que fui capaz de hacer por obedecer a unas medidas para mí perfectas, pero nunca visibles. Distorsión corporal y mental; me hallaba sumida en un torbellino de ideas escalofriantes que me hacen sentir pánico de lo que uno puede llegar a ser cuando sufre una enfermedad. Hoy, yendo al trabajo pensaba en todo eso y sentía pena. Por la gente que me vio así, mis malas palabras hacia ellos, mi egoísmo y lo patético que lo encuentro ahora. Nunca pensé que la baja autoestima lleve a una persona a maltratar su organismo y llenarse de alimento para intentar sentirse completo. Ya han pasado seis años, gracias a dios pasó tanto sufrimiento.

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