viernes, 29 de mayo de 2015

Muchas veces me "identifico" con algunas de las historias que me cuentan los pacientes, tanto que he empezado a crear una cámara acorazada de mis sentimientos. Cuando les ayudo, reprimo mi interior, pero no de una forma fría, sino intentando relucir al máximo mi parte "racional" y dejando un minúsculo espacio para identificarme con ellos. Es un proceso doloroso para mí, yo que soy tan de sacarlo todo a borbotones. Pero creo que me gusta, porque me estoy puliendo.
Por otro lado, siento que estoy llevando a cabo un proceso personal, a medida que voy viendo cómo se deshacen los nudos de los demás. Me implico, pero nunca lo suficiente como para entristecerme cuando tocan mis fibras ( que son muchas); les cuido, pero nunca lo suficiente como para que dependan de mí. Les digo cosas que no les gustan y otras con las que sonríen. Me gusta poder establecer este tipo de relación con las personas, porque poco a poco noto como el vacío se ocupa con significados. Todo el mundo es tan diferente...Me encanta el proceso.

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